La sensación de no deberle nada a nadie, de no tener nada pendiente, solo una obligación; respirar.
Los niños que corren con la pelota de fútbol, una familia en bici paseando, una pareja cofida de la mano, un abuelo con su nieto, una madre con su hijo.
Y ahí estoy yo, observando a cada ser humano, a cada persona, viendo como todos pasan. Y siento esa sensación, la libertad. Cierro los ojos y repito el mismo proceso, respiro lentamente y siento el aire en mi cuerpo y la hierba húmeda del césped en mis pies.
¿Por qué? Porqué nos preocupamos por mil cosas y no tenemos en cuenta las pequeñas cosas que hay a nuestro alrededor, los pequeños detalles, las personas que nos rodean, las relaciones que forman. Por qué estamos tan ocupados en ver hacia delante, pero ni si quiera miramos a los lados.
Puede que nos encontremos cosas muy hermosas a nuestro alrededor.
