jueves, 28 de mayo de 2015

"Eso es crecer"

Aún recuerdo el olor de las tortitas de mi abuela, las sabanas sobre mi piel los sábados por la mañana, la ilusión de llegar a casa y ver mis dibujos animados, aún recuerdo la ilusión en mi interior y el deseo de que todo va a salir y la sensación de que va a salir bien, aún recuerdo la felicidad, la tranquilidad, la paz, los pequeños problemas, insignificantes y los veo con los de ahora, aún recuerdo ese pensamiento de que mis padre lo sabían todo y podían arreglarlo todo, que mis errores no eran importantes, recuerdo aún esa sensación de libertad y de que me iba a comer el mundo. Recuerdo creer que no había malas personas, que todo estaba marcado en mi vida e iba a tener el recorrido adecuado. Aún recuerdo la ilusión a las 2 de la tarde los Martes y los Jueves, porque sabía mi madre me recogía del colegio, los flanes que me comía a la salida del colegio en verano, las ensaladas de mi abuela que compartía con mi prima, la sandía que ella nos partía y nosotros nos comíamos, aún recuerdo las novelas del canal nacional. Los días lluvia en los que estaba todo el rato leyendo historias de amor que creía que de algún podrían llegar a mi vida. Aún recuerdo "la llegada al cole" y los días en los que mi madre me llevaba de compras para comprarme el chándal, siempre de color rosa, y la ropa de invierno. Recuerdo cuando mi padre me llevaba cada sábado por la mañana a darle de comer a los patos, y mi madre me preparaba el pan duro para ellos, recuerdo cada sesión de las 12 en las que mi padre me llevaba a ver una película de dibujos, recuerdo las risas de mi madre viendo Shin Chan, y los videojuegos que me compraba mi padre, Aún recuerdo los regalos de reyes, esa muñeca de la Barbie cada 6 de enero, las películas de la Barbie y las horas que me podía pasar viendo. Todavía recuerdo la ilusión por un estreno de una película de Doraemon. Recuerdo el primer ordenador que me trajo mi tío, las coletas mal hechas de mi madre, y el exceso de agua que mi padre me ponía en el pelo. Aún recuerdo los días en los que mi abuela nos recogía a mi prima y a mí del cole. Recuerdo ir con mis padres a la plaza para comprar pescado, recuerdo jugar a las casitas y a los profesores en el recreo, recuerdo jugar "al matar", recuerdo jugar a la comba en el patio de mi abuela con mis prima, recuerdo los paseos con mi madre, recuerdo los ojos mi primo y sus bromas, recuerdo aún su imagen clavada en mi mente de él con la equipación de fútbol, recuerdo los partidos en el campo del Betis con mi padre, mi tío y mis primos. Aún recuerdo la cenas de navidad, los petardos que tírábamos mis primos y yo siempre vigilados por mis tíos y mi padre, recuerdo que odiaba el mazapán y ahora me encanta. Pero también han cambiado muchas cosas además del gusto por el mazapán, recuerdo que creía que podía cambiar el mundo, recuerdo que creía que algún día dejaría de existir la pobreza, recuerdo el azúcar que me ponían el borde del vaso cuando bebía un licor sin alcohol. Recuerdo cuando el Betis ganó la Copa del Rey, la felicidad de mis padres, de mis tíos y de mi primo. Recuerdo aún, las charlas con la amiga de mi abuela, charlas en las que ella me contaba su vida y sus vivencias en Guerra Civil y en el franquismo. Recuerdo los dibujitos de por la noche, y las peleas con mi hermano. Recuerdo los días de teatro y de fin de curso en el colegio.

Creo que ese ha sido el problema, que aún recuerde como si fuera ayer todos y cada uno de los momentos de mi infancia y mi adolescencia. Que no sea capaz de cortar del todo el cordón umbilical que me une a esos recuerdos. Con el tiempo, con los años, todos esos recuerdos se quedan en eso, recuerdos, dejan de sucederse, no forman parte ya de tu vida, acaban, y cuando los echas de menos, te dices a ti mismo, vale, estoy creciendo. Era tan fácil ser niño que lo echo de menos, no soy valiente, no soy fuerte, no soy importante, ni soy especial, No tengo ninguna fuerza interior ni capacidad especial, pero durante mi infancia yo era la reina mi mundo y era tan feliz que ahora me duele. Quien volviera a esos años, quiera volviera a esa eterna felicidad, quien volviera a soñar de esa manera. Yo volvería sin pensarlo dos veces, porque no hay ser más feliz que el ignorante, y ese la mayoría de las veces es el que no ha crecido.