lunes, 26 de agosto de 2013

¿90-60-90?

Si te das cuenta los ideales estéticos que ha marcado la sociedad actual con respecto al físico son bastante estrictos y sobre todo para las mujeres.
Cuantas veces nos ha apetecido tomarnos un bollo relleno de chocolate, un dulce o una hamburguesa y hemos dicho "no, porque engordaré". ¿Qué? ¿Así vamos a basar nuestra vida? Que hago y que como para no engordar. ¿Esa será nuestra idea? En vez de pensar que hago para ser feliz, para disfrutar el momento, para sonreír el mayor número de veces posibles.
Me he cansado bastante de esos prototipos de mujeres tan imposibles e irreales. ¿Queremos ser así? Mujeres irreales, que no tienen otra preocupación que no sea verse siempre con lo que ellas consideran "talla perfecta" o "talla ideal".
¿Quién decide cuál es la talla ideal? Nadie.
Nos hemos dejado llevar tanto por el envoltorio que hemos dejado de fijarnos en el interior, y puede parecer algo típico, aburrido e irreal, pero lo irreal es pensar que un buen cuerpo te va a dar un tema de conversación, te va a hacer reír, te va a entender o te va a abrazar cuando necesites apoyo.
¿Sabes quién es el que hace todo eso? Te lo explico. La persona. El ser maravilloso que se haya dentro del cuerpo. Podemos reducir nuestro peso si nos lo recomiendo el médico, con una dieta equilibrada y haciendo deporte, pero ¿por el puro placer de parecernos a las modelos que cruzan por las pasarelas? Me parece patético.
Llamadme loca, pero me parece bastante mal pasarse la vida preocupándose por alcanzar unos ideales que nos ha marcado una sociedad. La vida es tuya, no de esa sociedad.
Y sé que esto suena a típico, pero es verdad, tus imperfecciones pueden que sean perfectas para otras personas, o mejor dicho, lo que tu vez imperfecciones, porque a pesar de lo que está marcando la sociedad, la belleza aún es subjetiva y lo que tu vez como un monstruo para cualquier puede parecer lo más hermoso del mundo.


Invisible.

Estoy cansada de sentirme sola, vacía, que me gire y no vea a nadie a mi alrededor para sujetarme por si me caigo, y créeme me caigo muchísimas veces. Estoy bastante cansada del dolor, de la opresión en el pecho y en el corazón, de no poder sonreír totalmente con una sonrisa limpia, clara, transparente y sincera.
Quiero llorar, llorar muchísimo y abrazarme a mí misma, ya que he sido la única que no me he abandonado, la única que me he entendido y no me he dejado sola. Estoy cansada de que mi mente sea una constante batalla llena de pregunta, reproches y dudas sobre mi misma, mis actos, mi angustia.
Quiero ser feliz, o por lo menos, tener el número suficiente de momentos felices como para, como he dicho antes, mantener un sonrisa clara y sincera.
Tampoco creo que pida mucho.
Quiero abrazar a alguien que me entienda, que cuando no sepa que decirme por lo menos me abrazar y me diga "eh, aquí voy a estar contigo". Quiero esa mejor amiga que es tu hermana de la cual no te puedes separar, quiero esa vida de en sueño con una familia perfecta, con un chico perfecto a tu lado del cual te has enamorado perdidamente y te hace sentir como el centro del universo, quiero sentirme especial, querida, amada, quiero ser el centro por una vez, y que las personas a las que más quiero no me ignoren como si fuera una lata más arrojada en la calle.
Quiero no ser invisible y que mi dolor sea lo suficientemente importante para alguien como para que me abrace y me diga "tranquila, estoy aquí".