Es curiosa la complejidad del ser humano.
Es un animal, un mamífero cuyo cerebro está muy desarrollada.
Un animal capaz de sentir amor, empatía, sensibilidad...
Pero también es ese animal que desde el principio de la historia ha provocado guerras, muerte, destrucción, dolor, miedo, venganza, traición, y todas aquellas características que tan bien sabemos que pertenece al ser humano.
No puedo sentir que me sienta orgullosa de todo esa mierda que ha creado el humano, pero tampoco voy a decir que no hay cosas que hacen que me sienta orgullosa.
También hay personas que aman, protegen e intentan ayudar, evitar el dolor y la destrucción. Que orientan toda su vida para ayudar los demás. Y es en ese momento, en ese preciso momento cuando me doy cuenta de la grandeza del ser humano. Puede ser el animal más egoísta de todos, pero también el más racional, sensato y noble.
¿Cómo puede haber polos tan opuestos en esta vida? Las circunstancias y la persona. Todo depende de ambos factores.
Soy de las que piensa que el mundo se acabará, sí, y que lo destruirá el propio ser humano. Pero también soy de las que piensa que hasta el último día, hasta el último segundo estará alguien para evitar la destrucción humana, que habrá una madre abrazando a su hijo, que habrá una amiga apoyando a su otra amiga, que habrá un hermano defendiendo a su hermano menor, que habrá una mujer rezando porque su hijo vuelva sano y salvo de la guerra, que habrá una mujer cuidando a su marido que está en una silla de ruedas.
Detrás de toda la oscuridad, el dolor y la destrucción, detrás de todo éso pienso que habrá esperanza, amor y un concepto que puede parecer contrario a lo que significa ser humano, HUMANIDAD.
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